En la calle de Santa Isabel , a pocos pasos del Cine Doré y del Mercado de Antón Martín, pero en la acera de enfrente, llama la atención la fachada de una peluquería de caballeros, decorada con mosaicos de Talavera de 1914.
Si, tentado por los curiosos reclamos de la entrada, usted se decide a averiguar qué hay en su interior, descubrirá varias sillas de barbería, al parecer antiguas; verá también una caja registradora de las de antes y un precioso objeto de metal , evidentemente añejo. El uso de dicho objeto le será desconocido si nació después de 1960, pues se destinaba a desinfectar las máquinas de cortar el pelo y navajas y a calentar las toallas de la afeitada, en una época cuando las cosas no se desechaban y cuando -todo hay que decirlo- la higiene pública era tan deficiente que no era extraño encontrar una liendre en los cabellos de los clientes.
Hoy, sÛlo se usan los sillones -de 1930-, llan1ad os c11nericanos porq ue, aunque los que est·n en este local son de fabricaciÛn espaÒola, los pri meros 111odel os recl i nables para pel uquerÌas de caba Jleros proven Ìan de los Estados Unidos.
All Ì, en Santa Isabel 22, habÌa una bodega en 1906. En ese aÒo -nos narra Pedro h ijo del prin1er dueÒo de la pelu-
querÌa- 1ni pa dre, Basilio Vallejo, com-
°J rÛ el local por mil
°J esetas p resta clas. Tres aÒos eles°J uÈs, tiene J 5 hon1bres tra- bajanelo. En el a11o
1913 tiene ya 20 ho111bres con Èl.
Hoy nos parece 111enti ra que pud iera existir una pel uquerÌa de cabal leros con
20 si llones funcionando permanente≠ mente. Pero en esa Època no existÌan las cuchillas de afeitar y habÌa que hacerlo con navaja, tarea para la cual no todos , estaban adiestrados. Qu ienes llevaban barba, solÌan hacÈrsela cuidar semanal≠ mente y muchos ped Ìan al barbero que torciera las pu ntas de sus bigotes cada dos dÌas. Adem·s, el ritmo de v ida era m·s pausado y la gente se reunÌa en estos
locales a conversa r. La PeluquerÌa Vallejo era fcunosa porque en ella no habÌa que espera r -con tin˙a Pedro Vallejo-, para eso habÌa 20 oficiales todo el tien1po. La f acultad ele medicina de San Carlos °J roveÌa ele clientes a la casa. A las doce terniinaban las clases y a las doce y diez ya estaban aquÌ. Los alu1nnos averiguaban la hora cuanclo venÌan sus °J ro,fesores )’ ele esa f orma pod Ìan relaciona rse infor111al1nente con ellos.
Entre las figuras i lu stres que pusieron sus cabezas en m.a, n3 de.l Val l ejo est·n RamÛn y Cajal : Èle la Facu ltad de Medici na de San Carlos y el come≠ diante Jacinto Benaven te, ambos pre≠ mios Nobel, y el ilustre mÈdico Carlos JimÈn ez DÌaz.
El local ha aparecido en m˙ l tipl es reportaje s y pu bl icaciones. Incluso ha sido sede de sesiones de fotos de top≠ model y alta costura. Su fachada forma parte de las colecciones de postales de Madrid.
. Pedro Vallejo se hizo cargo de la pelu≠ querÌa en 1964 y su h ijo, Carlos, en 1993. Es decir, son ya tres las generaciones de pel uqueros en la familia. Hoy el local cuenta con 3 sillones y 3 excelentes pro≠ fesionales. AsÌ que ya sabe, si usted , des≠ puÈs de entrar atraÌdo por la singular belleza de la fachada y despuÈs de admi≠ rarse con las antiguas piezas de su i nte≠ rior, decide que necesita un corte de pelo, no lo dude, pues estar· en n1UY buenas manos.