Estoy usando el producto adecuado para mi tipo de piel? Y más importante aún, ¿cuál es mi tipo de piel y con qué debo tratarla?
Esas son las principales preguntan que nos asaltan la cabeza cuando nos paramos a ver la cantidad de marcas y productos diferentes que tenemos en el mercado a nuestro alcance, en el súper, canales especializados y venta online. Primero comenzaremos explicando que la piel del hombre es diferente a la de las mujeres, por lo tanto no se debe tratar con los mismos productos, y no solo por el aroma o el packaging, sino porque la piel masculina demanda un tipo de cuidado más específico, ya que hay algunos factores que juegan en contra de nuestro cutis. La piel masculina es un 25% más gruesa que la de las mujeres y por lo tanto más resistente. Pero ¡ojo! no nos confiemos, porque aunque nos tarden más en salir las arrugas, cuando nos salen, estas son más profundas. La piel masculina se ve también afectada por nuestras hormonas. La tez de las mujeres comenzará a dar signos de envejecimiento con apenas 25 años. A nosotros ese momento nos llega más tarde, a los 30 más o menos, pero de una forma más brusca, por lo tanto está en nuestra mano sobrellevar ese bajón del que la gente habla cuando se encuentra con un antiguo compañero del colegio. Al estar más impregnada de andrógenos que de estrógenos, nuestro cutis segrega más grasa, dato a tener en cuenta a la hora de elegir un tratamiento hidratante o incluso para el afeitado. Esto hará también que aparezcan más puntos negros en la superficie de la piel debido a la grasa, por lo que estaremos atentos a su presencia en nariz, frente y barbilla (el que se la vea) e intenta-remos elegir productos convenientes para su eliminación y conservar el poro más cerrado para prevenir su aparición. También podemos ver que nuestra piel está seca o con aspecto apagado y desvitalizado. La sequedad puede ser patológica o adquirida. Normalmente se ve más en habitantes de grandes ciudades, ya que el ambiente hace más propicio que se estropee la piel y estamos sometidos a estrés, polución, una calefacción excesiva en el trabajo. etc. También podemos ver estos síntomas en la piel debido al clima, por mucho frío o mucho sol. Por ello deberíamos usar siempre una crema hidratante con un EPS 15 mínimo para intentar evitar el envejecimiento prematuro de la piel por la incidencia directa del sol, ya que aunque no estés dándote un baño de sol es algo que nos da a diario en la piel y por lo tanto debemos protegernos. La piel masculina de la cara se ve sometida a una rutina diaria (en el mejor de los casos) diferente a la de las mujeres y esa es el afeitado. Ya sea para perfilar tu barba, o sea de forma completa, o incluso si te afeitas la cabeza, sometemos a la piel a una fricción que causa la desprotección del cutis. El afeitado de tipo mecánico es fuente de cortes, rasguños, rojeces, tiranteces o quemaduras que no solo son un problema en sí, sino que al magullar la piel, abrimos la puerta a diferentes microbios oportunistas que penetran en ella y pueden dar lugar a granos y foliculitis, que son esos pequeños granos rojos que pican y te salen por el cuello mayormente, haciendo del afeitado algo tormentoso. Del afeitado casi ninguno nos podemos escaquear, lo que hace que tengamos que poner mayor atención aún si la piel que hay en las zonas a afeitar es sensible. Esto nos hará elegir unos productos u otros en el mercado, y, sobre todo date cuenta de que no a todos los hombres nos funciona todo igual. Que a tu compañero de trabajo le funcione muy bien la espuma de afeitar de toda la vida no significa que a ti te vaya a ir bien, por el contrario, puede irritarte la zona a afeitar si posees una piel fina o sensible. Para este caso utilizaríamos mejor las texturas en gel, que hidratan y refrescan la piel a la vez que lubrican la cuchilla haciendo del afeitado una experiencia agradable, o mejor dicho, algo menos molesto. Ni que decir tiene, el uso de las cuchillas en sí mismas. A cada uno nos funciona mejor un tipo, desde el afeitado más tradicional con navaja de barbero, con su hoja desechable diaria correspondiente, a las cuchillas de afeitar de varias hojas, con o sin bandas lubricantes… Un mundo de posibilidades en que normal-mente se trabaja a ensayo y error. Si, por el contrario, te afeitas de forma eléctrica, estás minimizando los daños sobre tu piel, pero también el apurado es menor. Intentaremos siempre que el pelo esté duro, por lo tanto seco. De esta forma serán menores las posibilidades de que aparezcan pelos encarnados.
Lo más normal es que si nos vemos algo raro en la piel, o simplemente queremos asesorarnos sobre cómo la tenemos, vayamos al dermatólogo o a centros especializa-dos. Esto hace que conozcamos mejor nuestra cara y nos den luz sobre qué usar según nuestras necesidades en un mundo tan amplio. En la mayoría de los casos son productos que nos van a funcionar de maravilla y estaremos contentísimos. Fácil, ¿verdad? Pues no. También solemos cometer el error de dejarnos llevar por el influencer de turno o el iluminado que te dice que eso le va genial, o mismamente por el cuñado que te dice que estás haciendo el canelo por no usar esto o lo otro. Otras veces compramos online lo que mejores referencias tiene y al día siguiente lo tenemos en casa, o ya la guinda del pastel es guiamos solo por la marca o ;los colores de la caja! Mal, error, muy mal. Es importantísimo saber reconocer nuestro tipo de piel o lo que le está ocurriendo para poder elegir el producto adecuado y que funcione, porque cuando no funciona no es culpa de la crema. No, la crema no tiene la culpa de nada. Los laboratorios pasan años investigando para que un producto funcione, así que si no nos funciona es porque hemos elegido mal. Por ello lo mejor para conocer nuestra piel es ponernos en manos de profesionales. La piel facial masculina puede ser dividida en cuatro grandes grupos, grosso modo: normal, seca, grasa, mixta y sensible. Te vamos a dar unos tips para aprender a identificarla. Pero siempre debes acudir a un profesional a la hora de asesorarte para elegir tratamientos faciales. Si no tienes problemas de granitos rojeces o imperfecciones, la textura de tu piel es regular y luce (aparentemente) sana, suave y brillante tu tipo de piel es el normal. Si tu piel se ve aparentemente sucia, grasienta y brillante sobre todo en frente, nariz y barbilla, propensa a puntos negros, poros abiertos y de textura irregular, tu tipo de piel es grasa. Tienes la piel seca si normalmente la notas tirante y rígida, sobre todo después de afeitarte o ducharte. Suele ser una piel apagada, con aspecto envejecido y con tendencia a pelarse y descamarse fácilmente. Es importante acudir a un profesional para poder diferenciar entre lo que es normal en tu tipo o lo que es una patología cutánea (eccema, dermatitis, psoriasis, etc.) y así tratar tu piel de forma adecuada, ya sea con tratamientos cosméticos o médicos.
La piel de tipo mixto es una combinación de varios tipos en una sola cara. Normalmente sería grasa en la barbilla, nariz y frente. Las zonas secas en las mejillas y cuello. Lo importante en este tipo de piel es equilibrarla. Tu especialista te orientará. Si tu piel se irrita con frecuencia, sobre todo al utilizar productos cosméticos y espumas de afeitar, tienes la «maldición» de la piel sensible. Suele ser una piel que se enrojece con facilidad, que pica e incluso puede reaccionar a ciertos alimentos. Tienes que tener cuidado con lo que usas, incluidos los per-fumes. Para todos los tipos de piel hay una cosmética específica en la que profundizaremos más adelante, ya que aunque tu piel sea grasa no significa que esté hidratada, por ejemplo. Hay que adecuar el producto a . nuestra piel y, muy importante, crear una rutina. Todas las pieles deben de ser lavadas a diario e hidratadas después, y a ser posible usando algún protector solar. Elige bien el producto de entre los que te ofrezca el especialista, que estés cómodo con tu textura y perfume (primordial). Siguiendo unos sencillos y cómodos pasos que solo nos robaran un par de minutos más en la ducha, nos sentiremos bien y nos verán mejor.